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LOS TRISTES



El cielo gris y los altos índices de nostalgia y melancolía en la Tierra, habían invocado a los Tristes, hologramas que procedían de alienígenas de otro planeta, llamado Tristán. Estos hologramas pertenecían a la 1 fase de invasión. Su objetivo era absorber la energía de los habitantes de la tierra. A pesar de ser solo hologramas, tenían el poder de la persuasión. Las personas depresivas eran un blanco fácil, les susurraban verdades y las desmotivan para seguir viviendo, hecho que provocaba una gran masa de suicidios.
Así que, conociendo un poco el panorama, yo, uno de los pocos supervivientes, me hallaba en un cutre vagón de metro. Tenía hambre, así que, fui a buscar algo en una máquina expendedora que se hallaba delante, al salir del vagón. Puse una moneda. Saqué una chocolatina. Me la comí. 
De la nada, apareció un ser oscuro pero, desapareció sin más. Me entró miedo pero, como me había pasado otras veces, lo dejé pasar. Por la tarde, me estaba tomando una Coca-Cola y, volvió a pasar lo mismo, una sombra apareció y se fue. Pensaba que me volvería loco. 
Poco después, vi a una chica, algo joven, supuse que era una estudiante, asaltando la máquina expendedora ¡Qué bien! No estaba solo. Ella, me miró, sorprendida, pues, también, creía que estaba sola. Le expliqué las visiones que había tenido. Ella me contó que nadie había sobrevivido a más de una aparición y que tenía suerte de seguir vivo ¿Por qué seguía vivo? 
A partir de entonces, nuestra dieta fue a base de alimentos con cafeína, ya que eran alimentos que, tanto a ella como a mí, habían demostrado su eficacia contra el ataque de estos seres. Supongo que este componente daba al cerebro un aporte de energía extra o, simplemente, que no era del gusto de los hologramas. A partir de entonces, tratamos de reunir a los supervivientes y compartir nuestra hipótesis. 
Moraleja: las personas somos más vulnerables a ciertas adicciones que a otras.

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