Ir al contenido principal

ARTA DE AC





Me llamo Arta. Encantada. A pesar de que resido en el mismo planeta que vosotros, soy un poco alienígena, pues, vengo de Ac, cuerpo celeste sólido caracterizado por sus abundantes lluvias ácidas y su poco oxígeno. 



Me dedicaba, al igual que todos los habitantes del planeta, a recoger ox, piedras que se encontraban en la montaña más alta de Ac. Estas se convertían en oxígeno al pasar por La Gran Máquina (una máquina situada al centro del planeta, destinada a transformar el oxígeno contenido en las piedras en el oxígeno que podemos respirar). Sin este trabajo, hubiéramos muerto. Vivíamos para trabajar (solo podíamos dormir 4 horas, que se convertían en 3 o menos si querías ir a alguna manifestación por los derechos de los oxanos -y sí, me apuntaba a todas-). Muchas veces, envidiaba a los habitantes de la Tierra, ya que gozaban de oxígeno, sin ningún tipo de esfuerzo. No obstante, las pataletas de poco servían, eras enviada a trabajar en las minas de Ox. Salí a la calle, llovía, saqué una bolsa de plástico, me la puse a la cabeza. Se me deshizo por el camino. Era lluvia ácida, otra vez. Mi piel tendría 5 manchas más. Se supone que cancerígenas. No iba a durar mucho, mi destino iba a ser como otros ciudadanos, muerte prematura. Estaba haciendo mi ruta, como de costumbre, cuando vi una nave estrellada (había oído hablar de ellas), ¡Qué suerte! Me puse dentro, la encendí y por un poco de chiripa, me fui con su ruta establecida, al espacio. Vi muchos planetas, muchas especies, hasta llegar a la Tierra (el planeta donde siempre quise vivir), donde me aceptaron con los brazos abiertos. Dejé de dedicar mi vida a recoger piedras de oxígeno (allí, no hacía falta), a dedicarme a ser ministra del espacio, realmente, mi vocación.


Moraleja: trabaja para vivir, no vivas para trabajar.


Comentarios