Había una vez, en un
bosque, muy verde, un lobito que tenía hambre.
Buscando y rebuscando, entre las malas hierbas, vio una cabrita que tenía 2 hijitos. Iba a zamparse los dos cuando la madre cabrita le dijo: no me dejes sin hijos, harán una carrera. El que quede último, te lo daré. Tú, quédate en la meta. Salieron los dos disparados y, al llegar a la meta, los dos a la vez, en lugar de pararse, le dieron tal golpe que lo dejaron k.o.
Lo dejaron aturdido y dando vueltas... llegando a donde había una yegua descansando, con su pequeño. El lobito se quería comer a su hijito, tal como había querido con las cabritas. La yegua le dijo: si me lo matas, ¡¿Quién me sacará el pincho que tengo en la pata?! Si me lo sacas, te daré mi potro. Al confiarse y cogerle la pata, ¡Pam! La yegua le dio tal patada que lo dejó medio muerto.
Con las últimas energías, el lobito se acercó al río, con la intención de limpiarse la sangre que le salía de la cabeza. Al levantar la vista, vio una cerda, con sus 7 hijos, limpiándolos con el agua que bajaba del río. El lobito le dijo: me comeré tus cerditos. Ella respondió: ¡Ayúdame a limpiarlos que están muy sucios! Estaba el lobito lavando el último, cuando la cerda, sin que el lobito pudiera hacer nada, le empujó al río y éste cayó a las frías aguas del caudal.
Más muerto que vivo, llegó debajo de un pino y dijo: "¡Qué mala suerte! Ya sólo faltaría que me cayera un relámpago" y, de arriba del pino, a un hombre recogiendo piñas, se le cayó el hacha y mató al lobito.
Buscando y rebuscando, entre las malas hierbas, vio una cabrita que tenía 2 hijitos. Iba a zamparse los dos cuando la madre cabrita le dijo: no me dejes sin hijos, harán una carrera. El que quede último, te lo daré. Tú, quédate en la meta. Salieron los dos disparados y, al llegar a la meta, los dos a la vez, en lugar de pararse, le dieron tal golpe que lo dejaron k.o.
Lo dejaron aturdido y dando vueltas... llegando a donde había una yegua descansando, con su pequeño. El lobito se quería comer a su hijito, tal como había querido con las cabritas. La yegua le dijo: si me lo matas, ¡¿Quién me sacará el pincho que tengo en la pata?! Si me lo sacas, te daré mi potro. Al confiarse y cogerle la pata, ¡Pam! La yegua le dio tal patada que lo dejó medio muerto.
Con las últimas energías, el lobito se acercó al río, con la intención de limpiarse la sangre que le salía de la cabeza. Al levantar la vista, vio una cerda, con sus 7 hijos, limpiándolos con el agua que bajaba del río. El lobito le dijo: me comeré tus cerditos. Ella respondió: ¡Ayúdame a limpiarlos que están muy sucios! Estaba el lobito lavando el último, cuando la cerda, sin que el lobito pudiera hacer nada, le empujó al río y éste cayó a las frías aguas del caudal.
Más muerto que vivo, llegó debajo de un pino y dijo: "¡Qué mala suerte! Ya sólo faltaría que me cayera un relámpago" y, de arriba del pino, a un hombre recogiendo piñas, se le cayó el hacha y mató al lobito.
Moraleja: no dependas de otros para satisfacer una necesidad o no tomarás una decisión acertada. Hazte la siguiente pregunta: ¿Qué necesito y cómo puedo conseguirlo?
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